1- Me encuentro un ángel en mi casa que quiere joderme.
2- No puedo hacer nada para impedirlo
3- Aparece un demonio en MÍ clase
4- Declara en voz alta que está interesado en mí.
5- No sé que voy a hacer a partir de ahora.
6- Odio a Rest.
7- Al fin algo bueno, tengo un demonio que quizás, muy quizás me ayude a hacer desaparecer a Rest del mapa.
Bueno dos contra cinco, pero algo es algo.
-Bueno chicos tranquilos-dijo la profesora- debido a este nuevo compañero y una reunión de profesores, hemos decidido que lo mejor es que nos pongamos por parejas.
Todo el mundo empezó a cuchichear, yo no, estaba pálida. ¿Un compañero?, no me gustan mucho los humanos (socialmente) para encima tener uno al lado.
-Silencio por favor, bueno empecemos- la profesora comenzó a nombrar las parejas, hasta que llegó a Thomas Rout.
-¿Alguien sabe algo del señor Rout?-
Nadie dijo nada. Pero yo y el… ejem de Rest sí que sabíamos algo.
-Bueno, entonces Christian usted se sentará con la señorita Jana Mashin.
Otro punto a la lista, tres contra cinco, por ahora. Eso puede convertirse fácilmente en cero contra ocho.
-Encantado-dijo con una sonrisa en los labios.
Coloco una mesa a mi lado izquierdo ya que mi mesa estaba pegada a la pared que daba a la ventana. Se sentó colocando las dos manos encima de la mesa, mientras jugaba con un papel que había.
-Con que Jana Mashin, eh, me gusta-
Le mire sin atisbo de ser simpática y me dedique a mirar por la ventana.
-Que interesante no… dos demonios en la misma clase- susurró muy cerca de mi oído.
Con un escalofrío en la piel me volví.
-Demasiada casualidad, ¿no crees? –
Estaba literalmente pegado a mi cara, con solo moverse un centímetro o dos llegaría a mis labios.
-Uno no ve todos los días un demonio tan sexy en un instituto-
-Gracias por el cumplido- le sonreí fríamente y me vire hacia la profesora.
Justamente estaba encaminándose hacia nuestra mesa.
-Por favor Christian, si necesita algo siempre puede pedírmelo, aunque estoy segura de que la señorita Mashin le enseñara las instalaciones y le indicara su horario-me miro por encima de sus gafas, dejando el mensaje claro se marchó a dar la clase.
La clase paso normal, excepto por el hecho de Christian a mi lado mirándome fijamente, cosa que me sacaba de quicio.
Cuando sonó el timbre y la profesora se marcho muchas chicas entre ellas Ciara se acercaron a mi mesa, bueno la mía y la de Christian.
-Hola, me llamo Ciara Versi-le sonrió tímidamente.
-Encantado de conocerte- muchas chicas se presentaron pero el siempre les contestaba lo mismo.
Llego el profesor Marc de matemáticas y se fueron enseguida a sus puestos salvándolo de una marea de preguntas.
-Bien, cuando se calmen les entregare el examen de la semana pasada- y dicho así empezó a entregarlos.
Cuando llego a mi mesa saludo a Christian y le pregunto cómo había ido la mudanza y el cambio de clase.
Por lo que oí simplemente bien un poco agitada.
-Bueno concentrémonos en usted señorita Mashin. Me entrego el examen un uno con tres. ¿Se puede saber que notas son estas?, espero que me lo traiga firmado por sus padres. Habrá que tratarla como una niña si no cambia de actitud- cuando termino sigo repartiendo.
Maldita sea, tenía que mejorar ya o llamarían a casa.
-Deberías mejorar y rápido- dijo Christian.
-Gracias por el consejo-repliqué molesta.
-Para ser un demonio eres un poco infantil sabes-
-No soy infantil, esa semana tenia cosas que hacer más importantes que un estúpido examen que no me va a servir para nada-le mire furiosa.
-El hambre es mala, estoy contigo en eso- miro al frente y empezó la clase.
Recreo al fin, aire fresco. Iba a salir pitando cuando recordé mi responsabilidad sobre Don Klum.
Me miro fijamente sentado con una mano encima del respaldo cayendo desenfadadamente.
-Te toca cuidarme guapa- se levanto y me miro esperando.
Era muchas más alto visto de cerca, mi metro setenta se quedaba muy corto a su lado.
-Bueno, vamos- sin saber que decir nos dirigí a la zona trasera donde había un par de grupos comiendo juntos.
Iba a alejarme lo suficiente para no oírles cuando alguien más que me, nos llamo.
-¡Ey!, Christian, Jana sentaos aquí- era Ciara
Fantástico. Abrí la boca para negarme como muchas otras veces pero volví a recordar a mi acompañante.
-Ve tú si quieres, yo me voy- me di la vuelta y fui a la pequeña mesa de picnic entre los árboles.
Mala idea. Christian me agarro por la cintura.
-Eh, eh, espera- dijo en mi oído- ¡Ciara lo siento voy a acompañar a Jana, le he cogido cariño!-le guiño un ojo y me llevo a la mesa.
-¿Me has cogido cariño?, ni que fuera un perro- bufé.
-No era mi intención ofenderte- dijo verdaderamente arrepentido.
Arqueé las cejas y no dije nada.
El día paso lento, pero paso.
Me despedí de Christian en clase y salí tranquilamente.
Esperaba no tener más altercados en lo que quedaba de día, que ya era mucho pedir.
Pero el señor como es normal no está conmigo.
Rest estaba apoyado en el portal de mi edificio. Esperándome.
-Gran rey, llévatelo del infierno donde lo sacaste- me dije para mis adentros.
-Menos mal, me estoy muriendo de hambre- dijo sonriendo.
-Ya, y… ¿Quién te ha dicho que te voy a dejar entrar?-
-¿Puedes impedirlo?, no- sonrió descaradamente.
-Te conozco de tres días y ya te odio, impresionante- cuando se estaba riendo distraído entre y cerré la puerta con un golpe.
Su mirada era gélida.
-Abre- exigió.
-No se aceptan idiotas, lo siento, yo no hago las normas-me burlé.
-Ya se acabaron las bromas, abre la puerta ya-
Por si nunca habéis visto un ángel cabreado, dan mucho miedo, más de lo que pensaba y añadiendo que ese ángel era Rest la cosa se pone peor.
Estaba abriendo cuando algo lo atacó. Demonio.
Termine de abrir la puerta y los busqué. La calle estaba alarmantemente vacía, la calma antes de la tormenta.
Y así fue, cuando mire de nuevo a mi derecha Rest estaba corriendo cuchillo en mano.
-¡Entra y espérame!- gritó.
No me dio tiempo a contestar el demonio estaba detrás.
Abrí de nuevo la puerta la mantuve y me asomé.
Rest estaba en el suelo y el demonio le intentaba morder el cuello.
Fantástico solo quedaba yo como ayuda.
Cerré los ojos y me concentré en esa fuerza interior, me envolvía como magia negra.
Cuando abrí los ojos eran completamente negros literalmente.
Salté sobre el demonio quitándoselo de encima y me prepare para contraatacar.
Y así fue, con los dientes al descubierto y las manos por delante me salto encima, pero veréis, si hay algo que hago bien es matar y no importa que sea.
Esquivé hacia la izquierda y me lancé sobre su espalda hundiendo los dientes en su cuello.
Gritó y me reí. Se viró furioso preparado para morderme cuando un cuchillo le atravesó el pecho, un cuchillo brillante.
Mi parte no racional me alejo lejos del cuchillo.
Rest le había atravesado el pecho con su cuchillo. Y ahora respiraba jadeante.
-Jana-jadeaba- vamos adentro-.
La parte no racional seguía controlándome así que no me moví.
-Maldita sea Jana, vamos- repitió.
Me miró y vi el miedo en sus ojos. Acababa de matar un demonio, ¿por qué me tenía miedo a mí?
Iba a preguntarle eso pero no salió lo mismo en mis labios.
-Tíralo-dije con voz ronca.
-El qué- hablo cuidadosamente.
-El cuchillo, tíralo lejos- en mi interior sabía que si lo tiraba lo iba a matar.
Y creedme no quería matarlo. Pero luchar contra esa parte negra de mi alma era muy difícil, y doloroso. Y lo hice no sé si porque realmente no quería matarlo o porque odiaba esa parte de mi, solo sé que lo hice.
-No…, no lo tires- dije entre fuertes jadeos, al ver que recogía el cuchillo abandonado.
-¿Qué te pasa Jana?- preguntó, como explicarlos, no lo pregunto realmente en serio, lo pregunto como si fuera un deber.
-Aléjate- y fue ahí cuando empezó la verdadera agonía.