lunes, 5 de julio de 2010

Capitulo 5: Negrura deseable

Debíamos de estar a más de 30º grados, el calor era sofocante y eso que llevaba una falda vaquera, una camisa básica blanca con un chaleco marrón claro a juego con mis sandalias del mismo color.
Eran las 12 del mediodía justamente, es decir la hora en la que más calor hace, si ya debería estar en clase, donde habría un poco menos de calor, pero no tenía ganas de aguantar el mismo discurso de todos los profesores seis horas seguidas.
Estaba en la gasolinera, después de haber salido del orfanato. Quedaban dos años aproximadamente para que cumpliera los 18, asique me lo iba a tomar con calma.
Después de llenar el depósito de gasolina seguí mi camino hasta la casa de Taylor, todavía seguía sola en casa es decir, podríamos hablar a gusto. No quería que acabáramos así de mal, es mi mejor amiga al fin y al cabo.
Aparque a unos pocos metros y me encamine hacia la puerta. Tras una breve vacilación toque el timbre. Abrió Taylor con los ojos rojos, típicos de una noche entera llorando, la abracé y le pedí perdón.
-De verdad siento lo ocurrido en la discoteca, es que estaba nerviosa-dije nerviosa.
-Pensé que no me ibas a hablar nunca más…-
-Como voy a dejar de hablar a mi mejor amiga-le dije sonriendo.
-Pasa, hace bastante calor-
Entramos y nos sentamos en el sillón de dos plazas nuestro preferido desde pequeñas. Taylor llevaba unos vaqueros, su camisa negra con el signo de los Rolling Stones y unas zapatillas negras.
-Tay… probablemente no quieres hablar del tema y lo entenderé pero…-dudé-¿ de veras eras tú aquella noche?-pregunté intrigada.
Miró al suelo perdida en sus recuerdos varios minutos hasta que al fin alzo la cabeza.
-Sí, era yo, se que seguramente me habías reconocido pero no me atrevía a entrar y sacarte de allí, aunque sabía que se marcharían estaba paralizada de terror y solo me fui corriendo a casa-dijo bajando la voz al decir esto último.
La abracé muy fuerte, por ahora me bastaba con saber eso ya la interrogaría más adelante cuando estuviera menos sensible.
-Tranquila, te perdono por ello, es normal que corrieras después de lo ocurrido es comprensible.-Recordando la discoteca, tengo una bolsa con tu ropa en el coche, en un momento la traigo.
Salí, encaminándome hacia el coche. Pero cuando iba a cerrar la puerta se me calló la bolsa.
Apoyado en mi flameante coche Naranja metálico con toques negros estaba Josh, si el mismo Josh con el que hablé anoche para preguntarle su nombre, vestido todo negro y llevaba una sudadera con el gorro puesto, que al verme se quitó.
Se agacho a recoger mi bolsa y me la entrego.
-Deberías tener más cuidado-dijo burlón.
-Deberías avisar a las personas cuando apareces tan misteriosamente-dije mirándole desconfiada.
-Oh, vamos no me mires así-dijo captando mi mirada.
-Te miro como me venga en gana-¿Por qué estaba tan a la defensiva?.
-Puedes morderme y pegarme, no me opondré, es más, me va ese rollo-dijo partiéndose de risa.
-Muy gracioso, bueno ahora si dejas de hacerme perder tiempo me voy-.
Me estaba dirigiendo ya a casa de Taylor cuando me agarro del brazo, obligándome a virarme.
-¿Qué pasa?-dije menos agresiva que antes.
De improvisto me abrazo fuertemente, y llevando sus labios a mí oreja susurró.
-Se que aunque no lo parezca, todavía te pesa esa noche, pero te ruego que confíes en mi, sabes que esa noche estaba abajo viéndote por la ventana, pero solo fueron unos segundos, luego llame a la policía-.
- … -
-No me crees…-enterró el rostro en mi cuello y suspiro.
Un escalofrío me recorrió el cuerpo al sentir sus labios tan cerca de mi piel.
-Te creo, pero es que…no puedes pedirme que confíe en ti, todavía no-.
Besó mi cuello, una, dos, tres veces, hasta seguir deslizando sus labios por mi mandíbula, llego a mi oreja, y mordió sensualmente mi lóbulo, haciendo estremecer.
Yo no sabía cómo reaccionar, algo decía, déjate llevar pero otra ¡¿a qué coño estas esperando para meterle un empujón!?, si definitivamente hoy estaba algo agresiva.
Al ver que no lo apartaba ni hacia nada se me acerco mas, tomando mi cintura levemente y volvió a besar mi cuello lentamente, al fin me moví y puse mis manos en su cintura, no lo vi pero sentí que sonrió. Ante mi respuesta me apretó contra su pecho, rodeando completamente mi cintura.
Recorrió mi cuello con los labios varias veces, ¿Cómo sabia que me encanta que me besaran el cuello?, retomo la tarea que había dejado a medias en mi mandíbula, pero cuando iba a besarme los labios paró.
Levantó la vista y clavo sus ojos dorados en los míos.
-No deberías confiar en mí, pero puedes-dijo.
Sabía que quería besarle y acerco sus labios a los míos.
-Estas equivocado si piensas que voy a besarte-.
-Lo estas deseando-
-No más que tú-.

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