-Despierta Julieta- dice Taylor.
Parpadeo, y me toco la cabeza, estoy mareada y parece que acabo de llegar de otro mundo mirando a un chico a los ojos, parece de película.
-Estoy despierta Romeo-replico malhumorada.
-Pues parece que llevaras 30 años durmiendo-ríe.
Mas despejada, sonrío y sorbo un trago de mi copa.
-Vete por ahí a bailar anda-digo mientras empujo a Taylor a la pista.
Pero ella también me empujo a mí y acabé bailando con Fred, un amigo de por aquí. Se movía bastante bien la verdad, llevaba unos jeans , una camisa negra con letras que no consigo distinguir, y unos flameantes zapatos negros.
Tenía que escabullirme para poder acercarme a ese chico o dudo que lo vuelva a ver.
Empecé a mirar a mi alrededor, nunca me había fijado mucho en el interior para haber venido varias veces.
La pista estaba llena de gente, el suelo parecía de cristal, con cuadros verdes y otros azules, las paredes no se diferenciaban con el color de las luces.
Volví a mirar y vi el baño, la excusa perfecta.
-Perdona Fred pero…este tengo que ir al baño, disculpa-.
-Oh, claro, claro-dijo parándonos.
Sonreí como pude y me dirigí a donde estaba él, el chico de los ojos dorados.
-Disculpa…-dije tocándole el hombro.
Cuando se viro a encararme no era él sino un tipo que no conocía de nada, ni siquiera me había fijado quien era.
-Perdón-dije roja.
-Ggmm-
Esa fue su respuesta, un sonido malhumorado.
Lo busqué en la pista pero no estaba, ni sentado en la barra, o estaba en el baño o se había marchado. No podía ser, fui al baño y me arregle el pelo en el espejo, respire hondo. De veras estaba tan nerviosa por un chico al que no conocía, si es que de vista no vale. Pero lo que había sentido al mirarle…
Salí del baño sin muchas esperanzas de encontrarle, pero allí estaba, quién lo diría, esperándome a mí, a la entrada de los baños.
Llevaba unos pantalones vaqueros oscuros, una camisa de un blanco muy pulcro, y unos zapatos de un color que no conseguí descifrar con las luces.
No se había dado cuenta de mi presencia y estaba tan nerviosa que no sabía qué hacer, de repente me miró directamente como si se hubiera cansado de esperarme. Abrí la boca pero seguidamente la cerré, sonrío de un modo muy provocador me arriesgo a decir, tenia unos dientes perfectamente alineados y blancos, que resaltaban en su piel no muy morena..
-¿Vamos?-preguntó.
-¿A…donde?- conseguí decir.
-No tengo ni idea- y me arrastró fuera.
No opuse resistencia alguna, y salimos sin que nadie se percatara de nosotros.
El aire era frío y un corpiño no abriga mucho, seguíamos agarrados de manos, pero el parecía muy serio de repente.
-¿Qué pasa?-
Suspiro.
-¿Qué pasa?-dijo mirándome- pasa que acabas de salir corriendo de una discoteca con un tío que no conoces de nada, solo porque te parezco mono-dijo serio, haciendo una mueca dolorosa al decir mono.
Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, Brad, los tipos que me violaron.
Por eso me sonaba tanto, era él.
Lo mire incrédula, pero el solo metió un papel en la mano que me sujetaba y se marchó.
Avenida Rotfull
Nº 23
64519834
Supuse que sería su calle con el número, y su teléfono.
El recuerdo volvió a mi cabeza, pero estaba vez vi un detalle que se me había escapado, ellos seguían hablando encima de mí, pero esta vez al mirar la ventana lo vi a él, tenía un teléfono en la mano, y sus ojos dorados miraron directamente los míos.
Cuando volví a la realidad, eche a correr en su dirección, que para llevar unos tacones era todo un reto teniendo en cuenta mi pésima estabilidad con ellos.
Antes de llegar a la esquina, giré por el callejón, iba a volver sobre mis pasos rendida, cuando vi que detrás habían unos tipos borrachos que me miran y decían guarrerías, seguí recto hasta que salí del callejón. Miré calle abajo pero no le vi.
Miré en nombre de la calle, Rotway, conocía bien esta calle aquí vivía mi abuela Alma y su hermana, Dorotea.
Su calle debería estar abajo ya que solo habían dos calles en este barrio que empezaran por Rot.
El aire allí corría con más fuerza y había poca gente, tome la calle arriba y giré en la esquina hasta volver a la entrada de la discoteca.
Pero no había nadie, solo un panfleto pisoteado, hasta que vi algo que llamo mi atención, la pieza de un colgante, pero no uno cualquiera si no de uno antiguo, de estos donde se guardan fotos, era redondo parecía la parte de atrás de un espejo, cuando lo abrí sentí que mi mente desconectaba.
Era una foto de mis padres, mis difuntos padres muertos a mis trece años, razón por la cual empecé a beber y de vez en cuando a drogarme.
Debía de habérsele caído a…, joder ni siquiera sabía su nombre.
Aún de pie con el pelo revoloteando a causa del viento me encontró Taylor, mas con cara de tristeza que de enfado, cosa que me asusto más que la mayor de sus iras.
Escondía algo, algo referente a mi pasado, y lo iba a descubrir.
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