Mi móvil encima de la mesa de noche empezó a vibrar. En la pantalla se leía
-¿Si?-.
-¡Laylaa!-grito Taylor- hoy es nuestro día te espero a las 2 en la entrada de la tienda de discos, no llegues tarde que te conozco- y colgó.
Maldita Taylor siempre me hacía lo mismo ahora tendría que ir tanto como si quería como si no.
Fui abajo y almorcé la maravillosa sopa, si, es un sarcasmo, era como comer agua caliente con condimentos.
Ya en la ducha sonreí al sentir el agua fría recorrerme la piel, hacía un calor sofocante y el orfanato andaba escaso de ventiladores y algunas como yo nos teníamos que quedar sin ninguno.
Salí de la ducha y el aire caliente se me pego a la piel, era odioso.
Me vestí con un bonito traje blanco corto y mis sandalias rojas, a juego con mi collar. Me peine meticulosamente y me arregle el rebelde fleco.
Mire la hora, ¡ya eran las 2 y 10!, mierda Taylor me iba a matar. Bajé las escaleras corriendo mientras gritaba una despedida rápida.
Para cuando llegue eran las 2 y 25, joder, la cara de Taylor daba más miedo que la del portero de la discoteca a la que solíamos ir( según Taylor a buscarme novio, pero sinceramente, pienso que es a ligar con el chico de la barra, le está poniendo ojitos continuamente).
-Taylor siento la tardanza es que me entretuve en la ducha- sonreí.
-¡Te perdono porque me has sonreído si no te mataba!-dijo cabreada.
Sonreí a un mas.
-Gracias-.
-Te cuento, el plan de hoy es, ir a mi casa a prestarte ropa chula, no la de monjas (mientras decía eso mi mirada fue asesina), pintarte esos ojazos y salir de marcha- .
-Me gusta el plan, menos lo de ropa de monja, lo que pasa es que soy una chica buena- Taylor es la única persona que sabe que en realidad no soy así de tímida lo que no sabe es porque miento.
De camino a su casa me conto que su hermano Steven había salido de camping 5 días con sus amigos, asique teníamos la casa para las dos, ya que sus padres estaban todavía de viaje de negocios.
Fuimos al Rock café, donde solíamos pasar las tardes bebiendo café y mirándole el culo al camarero, buen puesto cabe comentar.
-Voy al baño un momento- dije.
El baño estaba al fondo y era pequeño, pero acogedor.
Me lavé las manos y mi mire en el espejo, para ser mi maravillosa cara( otro sarcasmo) estaba bien, lo único que me gustaba de ella eran mis labios carnosos pero lo demás era aceptable como mucho, a lo mejor era muy exigente. Suspire y salí, antes de llegar a la mesa me choque con alguien.
-Disculpa-dijo con voz entrecortada-
-Oh, no pasa nada- dije sorprendida.
El chico en si no estaba mal, tenía el pelo largo con un gran fleco era de un color negro carbón que hacia destacar sus ojos color miel, sus abrazos musculosos me estaban agarrando para ayudarme a no caer.
Cuando desperté de mi perplejidad salí del circulo de sus brazos, torso y su maravillosa cara.Seguía mirando hacia atrás mientras avanzaba y hay seguía él mirandome. Me vire un segundo hacia Taylor que miraba el culo del camarero con especial interés, solté una risita. Volví a mirar atrás y el estaba en la puerta, ya parecía un borrón entre la gente.
Me acerqué a la ensimismada Taylor.
-Son las 7, ¿ a qué hora piensas ir a la discoteca?-pregunté.
-¿¡Las 7 se avisa antes quieres!?-
Subimos al primer taxi que pasaba y nos dirigimos a casa de Taylor.
Me vistió más que presto con una falda blanca corta, su corpiño azul eléctrico y sus tacones azul electro a juego. Pinto mis ojos con unas sombras negras dándoles un toque amarillo. Y puso una traba en un lado de mi pelo dejando mi cuello a la vista.
La verdad es que estaba bastante bien tenía que reconocer. Taylor en cambio llevaba su ceñido traje rojo con sus tacones negros, sus ojos con una mezcla de rojo y negro y su pelo ondulado suelto en olas alrededor de su cara. Iba preciosa, ya que su pelo negro también, destacaba el azul de sus ojos junto a la sombra de ojos.
Sonrió con su sonrisa traviesa y salimos hacia la fiesta. Llegamos a las 9:30, buena hora según Taylor, es cuando venían los guapos.
Taylor salió a bailar con uno de ellos yo en cambio me quede con mi bebida declinando la petición de algunos chicos.
Cuando me iba a dar por vencida con el siguiente que viniera lo vi a él, estaba en la otra esquina, recorriendo con los labios el borde la copa, pareció sentir mi mirada porque pego sus ojos dorados a los míos y me sentí estremecer, como su una carga eléctrica recorriera mis sentidos nerviosos uno a uno haciendolos despertar, de un sueño que duraba varios años.
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