lunes, 14 de marzo de 2016

20

A veces, cuando me enfrento a esta entrada en blanco busco por la inspiración, las musas, algo que me ayude a escribir lo que siento; sin embargo esta vez no necesito nada de eso.
Cuando estoy en la playa y en silencio miro al mar me acuerdo de ti...
Cuando hay tormenta embravecido crea enormes olas que incluso al más atrevido de los hombres tendría miedo de montar, cuando está en silencio es hermoso desde fuera, tranquilo, una inmensidad azul que bajo la luz del sol, o bajo la luz de la luna brilla en diferentes tonalidades que te llevan a soñar, pero no hay que olvidar que aunque su superficie sea la más hermosa de las vistas en su interior se esconden miles de secretos, de tesoros, de criaturas maravillosas.
Aunque hay veces en que esa hermosa superficie nos engaña, y no muestra la corriente de su interior que furiosa, triste, agotada, incluso asustada se lleva todo a su paso, y por mucho que intentes mirar a través de ella no verás nada.
Pero cuando está en calma, cuando su interior resuena lleno de vida, de movimiento, las cosas que verás te dejarán sin habla, expectante de encontrar más, de profundizar más, olvidarás lo que es respirar y solo vas a querer andar entre su inmenso desierto de arena que a cada paso hace salir de su escondrijo a criaturas que a simple vista era imposible ver y que solo el resonar de tus pasos hará salir.
Cuando la luz del sol baña el mar y te hundes en su inmensidad y miras hacia arriba verás el sol refulgir de mil millones de maneras mientras acaricia las ondas que el viento crea, y entenderás como el mar ve el mundo de una manera completamente diferente, como transforma todo al verlo a través de un prisma único.
Y cuando estés cansado, de la vida, del amor, de ser, o incluso de no ser y entres en sus tranquilas aguas comprenderás que no estás tan solo y que el mar en su inmensidad, algunas partes llenas de cosas y otras vacías, te comprenderá y que sus aguas entrarán en ti y te refrescarán, te adormecerán en un vaivén de tranquilidad y por un momento, infinito o fugaz, te olvidarás y simplemente te mecerás. 
Sin embargo, cuando las olas surquen su superficie no desistas, porque en su interior verás que la vida sigue, que los tesoros no se han perdido, y al igual que en sus buenos momentos te acoge, no temas y cuando veas la ola venir sumérgete y descubrirás que saldrás ileso. No le temas al mar, respétalo, confía en él, pero sin olvidar que es una criatura salvaje, y que al igual que un lobo no debes tocar su pelaje sin haberte ganado su respeto antes, sin haberte ganado su confianza.
Y puede que el viento lo agité, que la luna lo haga subir y conquistar terrenos, puede que un cuchillo no pueda hacerle daño alguno, pero eso no quiere decir que no pueda sufrir, o que sea inmortal. Porque al igual que un día puedes verlo conquistar las arenas o las rocas de la playa más arisca, al día siguiente puedes verlo muy abajo, sin fuerza para luchar; pero no olvides jamás que cuando está perdiendo su fuerza es cuando más fuerte es. Y que cuanto más tesoros le robes, cuanto más veneno le eches a sus aguas, más fuerte resurgirá, porque al igual que el viento no le teme al dolor, ni a las cicatrices, porque no hacen mella en él.
El mar es inmutable, intangible, es como un gran universo que imparable no para de extenderse, de enriquecerse, de crecer.
Por ello, como viento que acaricia su superficie, como brisa que transporta la más hermosa de las sensaciones, y que deja a su paso mares de sal donde sus aguas no llegan, te advierto que el mar no es lugar para pusilánimes, ni para cobardes, y mucho menos para personas sin corazón. Porque la verdadera de las maravillas de mar, no se ven, se oyen, se sienten, se respiran, se viven.
Muchas veces podrás confundirte con un río que aunque fluye, tiene su camino marcado; o como un lago que a pesar de su hermosura vive en una prisión, o podrás sentir que tus envites a la costa son en vano.
Pero eres el mar, eres 20 tesoros ocultos en sus más profundos recovecos, eres 20 criaturas únicas que nadan creando hermosos cuadros, eres 20 tonalidades de azul, eres 20 secretos, eres 20 olas furiosas, eres 20 playas en calma, eres todas las playas, eres el mar, y mar solo hay uno por mucho que intenten ponerle nombres, por mucho que intenten dividirlo para intentar comprenderlo.
Eres Panthalassa.
Y todo aquel que intente cruzar tus aguas tendrá que pagar un precio, porque nadie puede pretender domar el mar y salir impune de ello. Eres la más fuerte de las fuerza, y a la vez la más débil, y es en esa polaridad donde radica la mayor de tus fuerzas,no te olvides nunca.


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