Hoy es uno de esos días de autocompadecerme, de sentirme vacía, sin valor, como si mi paso por el mundo no fuera de importancia, simplemente una huella que se desvanece más rápido de lo que es notada. A veces, echo de menos como era antes de que no creciera este vacío en mí, como era poder llorar porque me sucedía algo, y no porque en realidad me siento sola. Como si no encajara en ningún sitio.
Es como si tuviera miedo de desaparecer, de caerme en un agujero y quedarme allí para siempre, mientras todo siguen sin darse cuenta. Y lo peor, lo peor es que a pesar de las personas que me rodean nunca soy capaz de admitir este sentimiento, de decirlo en voz alta, de expresarlo, siento que debo ser fuerte, por alguna extraña razón debo estar siempre sonriendo, y sin preocupaciones. Por alguna extraña razón debo siempre esconder lo que siento, porque sino parece que estos sentimientos me van a desbordar, van a salir de mi con tanta fuerza que acabarán conmigo.
Y por fin me atrevo a decirlo -pensarlo- ya no tengo miedo a admitir que tengo miedo.
Es como si tuviera miedo de desaparecer, de caerme en un agujero y quedarme allí para siempre, mientras todo siguen sin darse cuenta. Y lo peor, lo peor es que a pesar de las personas que me rodean nunca soy capaz de admitir este sentimiento, de decirlo en voz alta, de expresarlo, siento que debo ser fuerte, por alguna extraña razón debo estar siempre sonriendo, y sin preocupaciones. Por alguna extraña razón debo siempre esconder lo que siento, porque sino parece que estos sentimientos me van a desbordar, van a salir de mi con tanta fuerza que acabarán conmigo.
Y por fin me atrevo a decirlo -pensarlo- ya no tengo miedo a admitir que tengo miedo.
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