martes, 26 de junio de 2012

The heart never fogerts

Me acordé hoy, no sé porque ni en qué momento. Recordé a las tortugas desobando.Como después de nadar miles de kilómetros han de arrastrarse por la arena para, sin fuerzas, cavar un hoyo donde depositar sus huevos,luego taparlo, volver a arrastrarse; sin saber de donde sacan las fuerzas, y volviendo al mar para recorrer esos miles de kilómetros y así una y otra vez.
Pues así era yo contigo, bueno con lo nuestro,rectifico, lo que era nuestro, lo que eramos.
Recorrí miles de días para olvidarte, me arrastre hasta los lugares más profundos de mi alma, cavé un hoyo donde enterré todos nuestros secretos y recuerdos, escondiéndolos; escondiendo los te quieros, las caricias, las veces que hemos hecho el amor, todo lo que nos dijimos..., salí a arrastrándome de nuevo y volví a recorrer miles de días de vacío. Y todo para volver a acordarme de ti y tener que repetir el mismo ciclo una y otra vez.
Así, fue como me di cuenta que las personas no se olvidan, ni los recuerdos del pasados, simplemente se aprende a convivir con ellos como parte de nosotros. Hasta que con el tiempo no sean más que un zumbido, un susurro en nuestro oído que nos recuerda quienes somos, y que vivimos.
Esa punta del iceberg que mostramos, pero que solo nosotros sabemos que hay más abajo.


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