La suya era una de esas miradas que hacen daño, que te perforan hasta llegar al alma.
Si soy sincera conmigo misma me gustaba, pero eso es algo que no admitiría en voz alta.
-¿Vas a seguir parada estorbando o por una vez vas a ayudar?-dijo indiferente.
-Tranquilo ya me aparto- dije intentando imitar su tono.
Me miró con esos ojos semejantes al hielo y siguió su camino.
Estábamos colocando las cosas en la "casa árbol" en la que íbamos a quedarnos una semana a estudiar el hábitat de aquella zona.
Si soy sincera conmigo misma me gustaba, pero eso es algo que no admitiría en voz alta.
-¿Vas a seguir parada estorbando o por una vez vas a ayudar?-dijo indiferente.
-Tranquilo ya me aparto- dije intentando imitar su tono.
Me miró con esos ojos semejantes al hielo y siguió su camino.
Estábamos colocando las cosas en la "casa árbol" en la que íbamos a quedarnos una semana a estudiar el hábitat de aquella zona.
Pero hoy estaba un poco ida así que mejor no ayudaba o lo estropearía todo, como era habitual en mí.
Me fui alejando del campamento hasta alcanzar un pequeño lago que había cerca, estaba anocheciendo y el aire era frío.
Me estaba frotando los brazos intentando entrar en calor cuando lo vi.
Era un lobo blanco, de mirada negra que no apartaba de mí esperando cualquier movimiento por mi parte.
Creo que es la única vez en la vida que conseguí estarme quieta completamente, apenas respirando,con los músculos en tensión.
Pero no hizo ningún movimiento ofensivo, solo dio un pequeño ladrido y se marchó.
Todavía no podía moverme del sitio,un sudor frío me recorría la piel, yo era una chica de ciudad ni siquiera sabía porque me había apuntado a este curso.
-No solo estorbas sino que encima preocupas a la gente- dijo apareciando por el mismo camino que había tomado yo.
-Lo-Lo siento- dije todavía impactada por el encuentro con el lobo.
Nunca pensé que vería algo tan salvaje y hermoso,lo único con esas características que había visto en mi vida era un caballo a las afueras de la ciudad. Ya veis no soy muy amante de los animales que digamos.
-¿Lo siento?- se rió y empezó a caminar.
-Eh, espera- dije intentando alcanzar sus grandes zancadas.
Cuando alzé la mirada al cielo ya se podían ver las estrellas, el encuentro con mi lobo no había sido tan efímero como pensaba.
Espera,¿ Josh se había reído?.
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