jueves, 30 de diciembre de 2010

Jana: 3ª parte


Repasemos los sucesos de hoy:
1- Me encuentro un ángel en mi casa que quiere joderme.
2- No puedo hacer nada para impedirlo
3- Aparece un demonio en MÍ clase
4- Declara en voz alta que está interesado en mí.
5- No sé que voy a hacer a partir de ahora.
6- Odio a Rest.
7- Al fin algo bueno, tengo un demonio que quizás, muy quizás me ayude a hacer desaparecer a Rest del mapa.
Bueno dos contra cinco, pero algo es algo.
-Bueno chicos tranquilos-dijo la profesora- debido a este nuevo compañero y una reunión de profesores, hemos decidido que lo mejor es que nos pongamos por parejas.
Todo el mundo empezó a cuchichear, yo no, estaba pálida. ¿Un compañero?, no me gustan mucho los humanos (socialmente) para encima tener uno al lado.
-Silencio por favor, bueno empecemos- la profesora comenzó a nombrar las parejas, hasta que llegó a Thomas Rout.
-¿Alguien sabe algo del señor Rout?-
Nadie dijo nada. Pero yo y el… ejem de Rest sí que sabíamos algo.
-Bueno, entonces Christian usted se sentará con la señorita Jana Mashin.
Otro punto a la lista, tres contra cinco, por ahora. Eso puede convertirse fácilmente en cero contra ocho.
-Encantado-dijo con una sonrisa en los labios.
Coloco una mesa a mi lado izquierdo ya que mi mesa estaba pegada a la pared que daba a la ventana. Se sentó colocando las dos manos encima de la mesa, mientras jugaba con un papel que había.
-Con que Jana Mashin, eh, me gusta-
Le mire sin atisbo de ser simpática y me dedique a mirar por la ventana.
-Que interesante no… dos demonios en la misma clase- susurró muy cerca de mi oído.
Con un escalofrío en la piel me volví.
-Demasiada casualidad, ¿no crees? –
Estaba literalmente pegado a mi cara, con solo moverse un centímetro o dos llegaría a mis labios.
-Uno no ve todos los días un demonio tan sexy en un instituto-
-Gracias por el cumplido- le sonreí fríamente y me vire hacia la profesora.
Justamente estaba encaminándose hacia nuestra mesa.
-Por favor Christian, si necesita algo siempre puede pedírmelo, aunque estoy segura de que la señorita Mashin le enseñara las instalaciones y le indicara su horario-me miro por encima de sus gafas, dejando el mensaje claro se marchó a dar la clase.
La clase paso normal, excepto por el hecho de Christian a mi lado mirándome fijamente, cosa que me sacaba de quicio.
Cuando sonó el timbre y la profesora se marcho muchas chicas entre ellas Ciara se acercaron a mi mesa, bueno la mía y la de Christian.
-Hola, me llamo Ciara Versi-le sonrió tímidamente.
-Encantado de conocerte- muchas chicas se presentaron pero el siempre les contestaba lo mismo.
Llego el profesor Marc de matemáticas y se fueron enseguida a sus puestos salvándolo de una marea de preguntas.
-Bien, cuando se calmen les entregare el examen de la semana pasada- y dicho así empezó a entregarlos.
Cuando llego a mi mesa saludo a Christian y le pregunto cómo había ido la mudanza y el cambio de clase.
Por lo que oí simplemente bien un poco agitada.
-Bueno concentrémonos en usted señorita Mashin. Me entrego el examen un uno con tres. ¿Se puede saber que notas son estas?, espero que me lo traiga firmado por sus padres. Habrá que tratarla como una niña si no cambia de actitud- cuando termino sigo repartiendo.
Maldita sea, tenía que mejorar ya o llamarían a casa.
-Deberías mejorar y rápido- dijo Christian.
-Gracias por el consejo-repliqué molesta.
-Para ser un demonio eres un poco infantil sabes-
-No soy infantil, esa semana tenia cosas que hacer más importantes que un estúpido examen que no me va a servir para nada-le mire furiosa.
-El hambre es mala, estoy contigo en eso- miro al frente y empezó la clase.
Recreo al fin, aire fresco. Iba a salir pitando cuando recordé mi responsabilidad sobre Don Klum.
Me miro fijamente sentado con una mano encima del respaldo cayendo desenfadadamente.
-Te toca cuidarme guapa- se levanto y me miro esperando.
Era muchas más alto visto de cerca, mi metro setenta se quedaba muy corto a su lado.
-Bueno, vamos- sin saber que decir nos dirigí a la zona trasera donde había un par de grupos comiendo juntos.
Iba a alejarme lo suficiente para no oírles cuando alguien más que me, nos llamo.
-¡Ey!, Christian, Jana sentaos aquí- era Ciara
Fantástico. Abrí la boca para negarme como muchas otras veces pero volví a recordar a mi acompañante.
-Ve tú si quieres, yo me voy- me di la vuelta y fui a la pequeña mesa de picnic entre los árboles.
Mala idea. Christian me agarro por la cintura.
-Eh, eh, espera- dijo en mi oído- ¡Ciara lo siento voy a acompañar a Jana, le he cogido cariño!-le guiño un ojo y me llevo a la mesa.
-¿Me has cogido cariño?, ni que fuera un perro- bufé.
-No era mi intención ofenderte- dijo verdaderamente arrepentido.
Arqueé las cejas y no dije nada.
El día paso lento, pero paso.
Me despedí de Christian en clase y salí tranquilamente.
Esperaba no tener más altercados en lo que quedaba de día, que ya era mucho pedir.
Pero el señor como es normal no está conmigo.
Rest estaba apoyado en el portal de mi edificio. Esperándome.
-Gran rey, llévatelo del infierno donde lo sacaste- me dije para mis adentros.
-Menos mal, me estoy muriendo de hambre- dijo sonriendo.
-Ya, y… ¿Quién te ha dicho que te voy a dejar entrar?-
-¿Puedes impedirlo?, no- sonrió descaradamente.
-Te conozco de tres días y ya te odio, impresionante- cuando se estaba riendo distraído entre y cerré la puerta con un golpe.
Su mirada era gélida.
-Abre- exigió.
-No se aceptan idiotas, lo siento, yo no hago las normas-me burlé.
-Ya se acabaron las bromas, abre la puerta ya-
Por si nunca habéis visto un ángel cabreado, dan mucho miedo, más de lo que pensaba y añadiendo que ese ángel era Rest la cosa se pone peor.
Estaba abriendo cuando algo lo atacó. Demonio.
Termine de abrir la puerta y los busqué. La calle estaba alarmantemente vacía, la calma antes de la tormenta.
Y así fue, cuando mire de nuevo a mi derecha Rest estaba corriendo cuchillo en mano.
-¡Entra y espérame!- gritó.
No me dio tiempo a contestar el demonio estaba detrás.
Abrí de nuevo la puerta la mantuve y me asomé.
Rest estaba en el suelo y el demonio le intentaba morder el cuello.
Fantástico solo quedaba yo como ayuda.
Cerré los ojos y me concentré en esa fuerza interior, me envolvía como magia negra.
Cuando abrí los ojos eran completamente negros literalmente.
Salté sobre el demonio quitándoselo de encima y me prepare para contraatacar.
Y así fue, con los dientes al descubierto y las manos por delante me salto encima, pero veréis, si hay algo que hago bien es matar y no importa que sea.
Esquivé hacia la izquierda y me lancé sobre su espalda hundiendo los dientes en su cuello.
Gritó y me reí. Se viró furioso preparado para morderme cuando un cuchillo le atravesó el pecho, un cuchillo brillante.
Mi parte no racional me alejo lejos del cuchillo.
Rest le había atravesado el pecho con su cuchillo. Y ahora respiraba jadeante.
-Jana-jadeaba- vamos adentro-.
La parte no racional seguía controlándome así que no me moví.
-Maldita sea Jana, vamos- repitió.
Me miró y vi el miedo en sus ojos. Acababa de matar un demonio, ¿por qué me tenía miedo a mí?
Iba a preguntarle eso pero no salió lo mismo en mis labios.
-Tíralo-dije con voz ronca.
-El qué- hablo cuidadosamente.
-El cuchillo, tíralo lejos- en mi interior sabía que si lo tiraba lo iba a matar.
Y creedme no quería matarlo. Pero luchar contra esa parte negra de mi alma era muy difícil, y doloroso. Y lo hice no sé si porque realmente no quería matarlo o porque odiaba esa parte de mi, solo sé que lo hice.
-No…, no lo tires- dije entre fuertes jadeos, al ver que recogía el cuchillo abandonado.
-¿Qué te pasa Jana?- preguntó, como explicarlos, no lo pregunto realmente en serio, lo pregunto como si fuera un deber.
-Aléjate- y fue ahí cuando empezó la verdadera agonía.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Jana 2ª parte.


Me desperté con un dolor de cabeza increíble, las sábanas se me pegan al cuerpo empapado de sudor. Debía de haber tenido una pesadilla horrible, pero, no me acordaba de nada.
Lo único que me venía la mente era algo color oro pero no sabía con que relacionarlo.
Me levanté lentamente, procurando no caerme a medida que me acercaba al espejo situado encima de la cómoda.
Tenía el pelo suelto enmarañado y un corte en la mejilla. Fascinante al día siguiente clases y tenía pinta de borracha. Miré el horario encima de la mesilla de noche en un lateral decía “
entregar trabajo sobre el comportamiento en el aula”.
¡Ja!, no tenia mejores cosas que hacer con resaca (supongo), que ponerme con un estúpido trabajo de comportamiento.
Fui a la cocina a tomarme una aspirina o lo que sea, el dolor de cabeza me iba a matar. Se escuchaba el zumbido de la tele, seguramente la deje encendida cuando salí, a vete a saber dónde.
Me tomé dos con un vaso de agua y espere los efectos unos minutos. Parece que la mente empieza a despejarse, recuerdo que fui a una fiesta pero no sé con quién. Maldito dolor de cabeza, aunque sea las pastillas ayudaron un poco.
Con los ojos cerrados intentando apartar todo estimulo visual para evitar más dolor de cabeza, me tumbé en el sillón.
En mi vida había abierto tanto los ojos. Debajo de mi había alguien, supongo que vivo. Preste atención hasta que escuché una respiración acompasada. Me di la vuelta para ver quién era. Tenía el pelo color oro, la piel morena y era bastante alto. Ese color de pelo me sonaba pero…
¡Claro!, después de la fiesta me alimente, y un ángel me siguió, debe de ser él.
No, no puede ser posible. Uno de los dos estaría muerto no durmiendo en mi sofá.
Le mire mas fijamente hasta que encima de su pecho por la parte izquierda se veía un pequeño tatuaje, era como una runa formada por líneas mezcladas entre sí. Fantástico un ángel durmiendo en mi sofá. Además, aunque tuviera mi experiencia no contaba con ningún arma demoniaca, en cambio, él tenía un cuchillo en su cinturón.
Tenía que recordar porque no nos matamos cuando nos encontramos.
Por supuesto, el otro demonio que mató. Maldito ángel, como consiguió dejarme inconsciente. ¿Y me trajo a mi casa y me acostó? Todo esto era un mal sueño. ¿Quería matarme de hambre no?, pues va a sufrir su propia medicina. Lentamente intenté sacarle el cuchillo del cinturón. Un poco más y ya lo tendría ese cabrón se iba a enterar.
- Wow, wow, wow. Cuidadito con lo que tocamos demonio, ¿pensabas matarme mientras dormía?
Increíble, me única oportunidad de deshacerme de él para siempre esfumada.
Entorné los ojos y me senté en el suelo, alejándome todo lo posible.
- No te asustes tesoro, no tengo ganas de matarte es mas tengo hambre, espero que tengas algo bueno en esa nevera aparte de trozos de carne cruda- dijo mientras se levantaba.
No dejé de mirarle mientras iba hacia la nevera, sacaba el jamón que tenia y mas la bolsa de pan de molde que había en la encimera se hacia un sándwich.
- La verdad estoy impresionado, quien lo diría un demonio con pan de molde, ¿es por aparentar no?- tenía en la mano un sándwich de cuatro pisos.
Me miró interrogante esperando a que hablara. Mientras el masticaba su sándwich yo estaba pensando en una salida. La ventana quedaba descartada soy un demonio no superman, la caída me mataría. Salir por la puerta quedó descartado desde que se levantó. Así que o me encerraba en el baño o ponía esperanzas en que no me matara.
Sí. Me encerré en el baño, soy un demonio me como a la gente, no soy súper fuerte o lo que sea que estéis pensando.
Empezó a reírse en la cocina.
- Enserio, ¿te has encerrado en el baño?
- Sí, eres un psicópata y esto es allanamiento de morada- dije con voz temblorosa, ¿psicópata, de verdad dije eso?-
- Quien se estaba comiendo a un tío en un callejón eras tú, no me eches el muerto a mi- noté como se apoyaba en la puerta.
- ¿Si salgo me mataras?-
- Si-.
- . . ., ¿y si te hago otro sándwich?
- En ese caso puedes salir- se apartó de la puerta.
- Júralo-
- Lo juro-.
- Júralo enserio-.
- Juro por el Arcángel Gabriel que no matarte si me haces un sándwich ahora mismo-.
Salí lentamente y sin dejar de mirarle puse la barra de la cocina entre nosotros.
- ¿Qué haces aquí? ¿Por qué no me has matado? ¿Quién eres?- solté todas las preguntas juntas.
- De una en una mejor eh. Primero pregunta, estoy aquí esperando que me hagas el sándwich acordado, no te he matado porque lo he jurado a cambio de dicho sándwich y soy un ángel por si te habías olvidado-sonrió con desenfado
- Me refiero a que haces aquí en mí casa, durmiendo en mí sofá, como estoy aquí cuando estábamos en el puerto y cómo te llamas, ya sé que eres un ángel – puse énfasis en cada mi.
- Tranquila tesoro. Estoy aquí jodiéndote la vida, no te he matado porque como te dije espero que te mueras de hambre y me llamo Rest-.
- ¿Por qué te interesa tanto que muera de hambre?- pregunte con sospecha- Los ángeles no sois crueles, matáis limpiamente-.
- Mmm…, veamos chica lista, porque no me haces mi sándwich y nos dejamos de preguntas no estoy de humor- se sentó a esperar.
Lo termine en silencio, esperando no cabrearlo y que cambiara de idea sobre matarme. Al ver que lo termine me lo quito de las manos y se fue.
- A, por cierto estas muy mona cuando duermes, casi pareces buena y todo- se rio descaradamente y cerró la puerta.
Mi cara era un poema, ese maldito bastardo se estaba burlando de mí, y encima no podía hacer nada.
Lo que me faltaba.Iba a tener que escribir la disculpa de doscientas palabras, si no como bien decía la nota encima del sofá mis pequeñas raciones de carne en la nevera desaparecerían.
_________________________________________
Al día siguiente fui a clase, todavía tenía el corte en la cara. Me iba a esperar un día de preguntas estúpidas por parte de mi clase.
Diablos, está empezando a llover, lo que me faltaba llegar empapada a clase. Corrí el camino que quedaba hasta el instituto y me refugié en la entrada, había empezado a llover a cántaros.
Llegue a clase chorreando agua por todas partes, deje mis cosas en mi sitio y me fui al baño. Aunque sea la carpeta había salvado a mi pelo de mojarse, la ropa era otra cosa y los zapatos mejor dejarlos aparte.
Volví a clase, desde el pasillo se escuchaba jaleo. Entré y me senté en mi sitio, le pregunte a Ciara que pasaba.
- ¿No te has enterado?, de verdad Jana eres imposible-puso los ojos en blanco- hoy ha llegado a clase un chico nuevo, se llama Christian.
Parecía que iba a decir algo mas pero llego el profesor con un alumno nuevo supuse que sería ese tal Christian.
- Buenos días chicos y chicas, supongo que todos sabemos que hoy llega un alumno nuevo a esta clase justamente-dijo mientras se colocaba las gafas con un dedo- Dejémosle presentarse.
Un chico de pelo oscuro, piel clara, alto. Se le notaba la musculatura, que no era muy prominente.
- Señores y señoritas- digo guiñando un ojo a las féminas de la clase- mi nombre es Christian Klum, tengo diecisiete años y... me gustan las chicas pelirrojas- sonrió con descaro.
Toda la clase me miro, era la única pelirroja. Cuando miré a los ojos a Christian Klum vi algo que temía y a la vez deseaba. Era un demonio.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Jana


Examen de matemáticas. Hasta para alguien como yo a quien le gusta contar catástrofes o desgracias es horrible.
-chsst, Jana.
Miré a mi izquierda.

Thomas Rout me estaba llamando. Es el típico inútil, bronceado y con mucho músculo. En resumen, una presa fácil.
Le di una sonrisa sensual y espere a que dijera algo.
-Léelo- me dio una nota y me devolvió la sonrisa.
El profesor carraspeó al vernos y miré el examen. No había escrito nada, tampoco es que me preocupara solo estaba en esta instituto por diversión.
Abrí la nota esperando no aburrirme.
últimamente me he estado fijando en ti. ¿Vienes a la fiesta de esta noche?”
Alcé una ceja. Últimamente, ese bastardo no me había quitado los ojos de encima desde que llegue a este instituto, es decir dos semanas aproximadamente.
Arrugue la pequeña nota y el timbre sonó. Lentamente recogí mis cosas y salí.
Thomas tenía una estúpida sonrisa en su cara mientras leía mi respuesta escrita en la mesa.
Fácil. Esta noche tenia la cena asegurada.
Os preguntareis, como es que catalogo a la gente de presa fácil.
Eso es igual de fácil, soy un demonio. Necesito alimentarme de carne, no me vale la sangre como un vulgar vampiro.
Como no, soy bastante atractiva, necesito atraer presas y con mi pelo rojizo, mis labios carnosos y cuerpo curvilíneo es tremendamente fácil.

Parece divertido ¿no?. No tienes que hacer nada, en clase, puedes conseguir a cualquiera que te propongas. Pero es todo lo contrario, la gente con los años se pregunta cómo puedes ser igual que cuando tenías 17 y alimentarse se vuelve difícil. Pero el mayor problema no son esas cosas, al lado del verdadero problema eso son nimiedades. El verdadero problema son esos malditos ángeles caídos. Creen que recuperaran sus alas si consiguen atrapar un demonio.
Pero encontrar un demonio no es para nada fácil, no suele haber más de uno en una ciudad en cambio esos malditos ángeles están en todas partes.
Llevó un mes aquí, en Burlington y no he visto rastro de ellos. Al parecer son muy ruidosos. Yo soy todo lo contrario, nunca me han visto.
Con una sonrisa en la cara, me encamine a la salida más próxima, es ultima hora.
Se respiraba el aire de primavera. La salida estaba bordeada por cerezos en flor.
No había nadie en el camino todos esperaban el transporte público, o iban charlando con sus amigos.
Mi pelo ondulado revoloteo delante de mis ojos debido a una brisa. Se olía el mar.
Un sonido como el crepitar de las llamas atrajo mi atención hacia la derecha. Nada. Solo las ramas de un cerezo meciéndose. El sonido volvió a repetirse un poco más lejos. Y lo vi.
Un demonio, joven supuse por sus ojos, eran negros pero todavía se apreciaba el rojo en ellos. Mis ojos eran completamente negros, indicación de que ya tenía experiencia por así decirlo.
Entrecerró los ojos y corrió hacia el bosque. Se largaría a otra ciudad, esta era mía.
Llegué a casa. Estaba situada a unas manzanas del instituto, cerca de una cafetería.
Era un apartamento pequeño, solo un dormitorio, un baño y salón-cocina.
Deje las cosas encima de la barra de la cocina y me fui a dormir, la noche iba a ser larga.

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Para cuando llegue a la fiesta eran las once. La entrada estaba abarrotada de gente bailando y bebiendo al mismo tiempo.
Entre tranquilamente y me dirigí hacia Thomas, que estaba en la barra. Me apoyé en su hombro.
- Ey, pensaba que ya no ibas a venir- dijo recorriéndome con la mirada.
- Nunca me pierdo una fiesta- le conteste en el oído.
Lo arrastre a la pista mientras se despedía de sus amigos.
Llevaba unos vaqueros y una camisa oscura, resaltando su pelo rubio y ojos claros.
- Bonito traje- sonrió.
Mi traje negro se me pegaba a la piel resaltando mis curvas, esta noche lo tendría fácil.
Estuvimos toda la noche bebiendo y bailando pero ya era hora, me estaba muriendo de hambre.
- ¿Qué te parece si vamos un momento fuera?- le dije mientras agarraba su pantalón.
- Claro- estaba borracho.
Lo arrastré entre la gente y una vez fuera lo empecé a besar mientras le quitaba la camisa, sus manos no se estaban quietas. Sin que se diera cuenta lo fui llevando al interior de un callejón, una vez alejados le mordí el cuello con todas mis ganas.
Gritó. No duro mucho tiempo se desangró rápido.
En estos momentos podría decirse que no era yo, solo había un demonio a cuatro patas comiéndose a un chico.
Un ruido de asfixia. Me levante y me acerque sigilosamente a la fuente del sonido.
Era el demonio de esta mañana, la única diferencia es que estaba muerto. ¿Quién lo mato?, el puto ángel que estaba a su izquierda. Maravilloso y yo con un cadáver a unos metros, aunque sea ya había saciado mi hambre, era hora de retirarse.
Salí del callejón lentamente, no había nadie en los alrededores, mire por última vez atrás. Mala idea, el ángel se acercaba corriendo.
Mierda, salí disparada hacia delante, era rápido, ya había matado a un demonio si me estaba siguiendo es que había cometido un delito mayor, son pocos los ángeles caídos que necesitan matar a más de un demonio para conseguir sus alas.
Derecha, izquierda. No para de meterte entre callejuelas, pero nunca lo despistaba era muy bueno. A este paso iba a cogerme tenía que enfrentarme a él.
Estábamos en el puerto silenciosamente vacio, era mi oportunidad. Me di la vuelta y lo vi a unos metros de mi, tenía un cuchillo blanco que brillaba en la mano.
Genial un cuchillo bañado en sangre de ángel, en mano de uno con mucha práctica.
- No te basta con un demonio- le grité.
Él simplemente sonrió, estaba muy jodida.
Empezó a rodearme mientras iba cambiando el cuchillo de mano, así iba a ser difícil esquivarle.
Atacó. Una y otra vez mientras le esquivaba, su piel era morena, su pelo color oro al igual que sus ojos. Su cuerpo era musculoso pero sin sobrepasarse, era bastante alto y no paraba de sonreír, me sacaba de quicio.
En uno de sus ataques le cogí el brazo, y tire del hacia atrás hasta dislocarle el hombro, no abrió la boca para gritar pero si dejo de sonreír. Yo en cambio reía, le mordí y dejo caer el cuchillo, tenía la mandíbula muy tensa debido al dolor.
Estábamos jadeando y sudando, en su mirada vi un poco de respeto, seguramente pensaba que era una inepta.
- Asustado ángel-
- Ni por un segundo, demonio- me acorralo contra la pared sin darme tiempo a reaccionar-
- No voy a matarte, es más me pareces muy interesante, ¿Cuánto crees que aguantaras sin comer?- me dijo al odio.
Maldito hijo de puta, iba a matarme de hambre.
Tenía dos meses como mucho para librarme de él o estaba jodida.
- Descuida, estoy a dieta- le sonreí.
- ¿De veras?, que lastima, tendré que quedarme más tiempo contigo-
Me tenia sujetada por los brazos con su cara a escasos centímetros de la mía, sus ojos brillaban.
- Vas a morir-.
- Lo sé- por una vez en mi vida tenia miedo, solo estaba haciendo esto para divertirse, ya tenía sus alas aseguradas hacia tiempo
.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Menos mal que no escribimos nuestros nombres en sangre


La cosa va de un juego de varios que, de repente, cambió a uno de dos.
Eso que dicen de "en quienes mas confias te empujaran lejos" cobra sentido. Quizá no fue un empujón, pero si fue un empujoncito y te das cuenta.
No se trata de ser yo el centro de atención, de ser yo la reina, de que todo vaya regido a mis normas, se trata de dejarme entrar en el juego y no solo a mi a todos. Porque ese mundo de tú y yo ya no cabe en mi mente, he madurado me siento diferente, y por eso no insisto. Espero que algun dia y pronto os deis cuenta de como habeis cambiado. Todo por un enfado y lágrimas, mías encima.
Actuas como si el mundo estuviera dividido en dos partes, ella y el resto del mundo.
Pues que sepas que soy la primera que se esta cansando de este juego de dos, primero me dejais de lado por un par de falsos y ahora os encerrais en vosotras mismas.

No si encima despues si pasa algo la mala soy yo y a la que defiende ella es a ti. Vale, os conoceis de mucho antes pero deberia ser neutral pero bueno ese tipo de cosas te hace darte cuenta de con quien debes contar.
Y como no si sacas el tema todo es no o ahora no. Pues en mi mente las cosas van si y ahora. Supongo que en ese rollo de madurar os quedaistes atrás mientras los demas dimos un paso algunas mas otras menos, pero lo dimos.
Con esto no quiero decir que os odio, os quiero pero es evidente que soy como esa madre con la que contabais y ahora sois niñas grandes y os fuistes, la paradoja esque no os hicisteis "grandes".
Bueno yo no voy a ser la que vaya de tonta a reclamar vuestra atención, si os cansasteis de mi como de un juego adios muy buenas, si no podeis vivir mas que vosotras dos como ya dije mas arriba los demas que estamos en la mesa viendo como jugais a un juego de dos llegara un dia que nos levantaremos y diremos adios. Y no se trata de remplazaros, pero cada vez os siento mas lejos y a ellas mas cerca quiza sea hora de replantearme quienes son las que se quedarán conmigo en primera línea y quienes correran.
Posiblemente algun dia todas nos separaremos, pero siempre sabremos a quien llamar en apuro y con quien contar.
Supongo que es ahora de decir hola conocida, adios amiga.