domingo, 22 de febrero de 2015

Distancia

El único miedo que le tengo a la distancia es que parece congelarme el corazón, me sitúa en un estado de letargo donde no soy consciente de que el tiempo pasa, y de que las horas cuentan. Es como si estuviera viendo las cosas desde una pantalla, al mundo es una película y todo esta estipulado, pero no es así. Quizás por eso le tengo miedo, porque me hace olvidar que las cosas no se mantienen solas, que hay que luchar para que sigan como están.
Y que las personas no son los números que nos separan, ni las horas, ni los días, ni los motivos, ni las excusas, ni siquiera los "te echo de menos". Son las mismas personas que cuando estaban a tu lado.
Pero la distancia las hace parecer tan diminutas, como si no estuvieran, a veces parece que nunca han estado.
Por eso me da miedo, porque hace parecer que el corazón no me late y que lo que esta fuera de mi visión ya no es lo que era, o se a transformado en algo que no quiero mirar. Pero debo mirarlo, aunque duela, aunque reabra las heridas, y parta el alma. He de recordarme que a veces, y solo a veces, es bueno dejar de mirar lo que hay enfrente de mí y mirar lo que hay dentro. 
Descongelarnos el corazón un poco, que con este frío parece ir más lento, y hacer que sienta. Darle una pequeña descarga, y hacerle saber porque late, y que merece la pena.

sábado, 21 de febrero de 2015

23:27

Hoy es uno de esos días de autocompadecerme, de sentirme vacía, sin valor, como si mi paso por el mundo no fuera de importancia, simplemente una huella que se desvanece más rápido de lo que es notada. A veces, echo de menos como era antes de que no creciera este vacío en mí, como era poder llorar porque me sucedía algo, y no porque en realidad  me siento sola. Como si no encajara en ningún sitio.
Es como si tuviera miedo de desaparecer, de caerme en un agujero y quedarme allí para siempre, mientras todo siguen sin darse cuenta. Y lo peor, lo peor es que a pesar de las personas que me rodean nunca soy capaz de admitir este sentimiento, de decirlo en voz alta, de expresarlo, siento que debo ser fuerte, por alguna extraña razón debo estar siempre sonriendo, y sin preocupaciones. Por alguna extraña razón debo siempre esconder lo que siento, porque sino parece que estos sentimientos me van a desbordar, van a salir de mi con tanta fuerza que acabarán conmigo.
Y por fin me atrevo a decirlo -pensarlo- ya no tengo miedo a admitir que tengo miedo.